2.8.06

A cruel small talk

Mientras un grupo de chicos y chicas pastorales promueven la representación número 3964647694444819386178 (ponga usted los puntos) de Jesucristo Superstar, dos amigas conversan ya que con la bulla no pueden leer.

A: ¿Cachai que si vieniera alguien de la Chile ahora, se cagaría de la risa de guata de nosotros?
B: ¿Y, qué tiene? Yo encuentro bacán que ellos puedan expresar sus creencias así.
(bla bla bla de que hay que hacer lo que uno quiere sin importar lo que piensen los demás, sobre todo en religión, o sea, paja)
A: Es que te digo esto porque en el fondo a mi me da risa. Como yo no creo… y aunque los respeto, me dan risa.
B: Bueno, esa es otra cosa.
A: Porque si Dios convirtiera el agua en vino, entraría a creer. Y harto.
B: No, en vodka.
A: Sí, tení razón. Y así matamos dos pájaros de un tiro: Dios existe, convierte el agua en vodka, y pa mejor es ruso, así los judíos dejan de hueviar y de matar gente.
B: Pero igual los hueones se irían a Rusia a decir (con voz de idiota) “esta tierra es mía…”
A: Pero filo, morirían congelados luego.

Luego se habla de los campos de concentración en Siberia, que serían “pa morirse”. Lógico, todos los campos de concentración lo son. Pero de frío, no de tortura. Las dos amigas siguen hablando.

Quedan pendientes las mayores guerras que vendrán por el agua, que aparte de ser escasa, será potencialmente vodka.